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lunes, 28 de agosto de 2023

Rafael Molina Igual, (Abogado y secretario de administración local de Sagra y Pego)

Rafael Molina Igual, (Abogado y secretario de administración local), nació en Chirivella (Valencia), el 7 de julio de 1904, era hijo del Dr. Juan Bautista Molina Gimeno y Carmen Igual Ródenes.

Realizó sus estudios básicos en Chirivella. Al finalizar, cursó el bachiller en el Instituto Luis Vives de Valencia, finalizando en 1922. Posteriormente, ingresaría en la Facultad de Derecho de Valencia, donde cursó los estudios de derecho, obteniendo la licenciatura el 9 de julio de 1928. Colegiado con el número 334 en el Colegio de Abogados de Valencia. Al obtener la licenciatura, estuvo ejerciendo la abogacía durante un tiempo en el despacho de abogados ubicado en la calle Pérez Pujol de Valencia.

 

En diciembre de 1929 fue nombrado secretario interino del M.I. Ayuntamiento de Sagra por el alcalde José Amorós Perelló, nombramiento que se elevó en propiedad el 16 de marzo de 1930. Durante su estancia en Sagra estuvo residiendo en la venta, sita en la calle Queipo de Llano (Actual Ave. de Pego) que regentaba Rosa Carrió Camps (Nieta del mítico Salvador Carrió Rovira “El Zurdo”, patriarca y fundador de la actual Autocares Carrió S.L.) donde conocería a Antonia, la que posteriormente sería su esposa.

Contrajo matrimonio con Antonia Estela Carrió, el 13 de enero de 1935, en la Iglesia de San Sebastián de Sagra. El oficio fue celebrado por su amigo D. Fernando García Sendra, párroco de Sagra). El matrimonio alquiló la casa de Salvador Quereda Sancho de la calle Mayor de Sagra nº 26 (casa de les Queredes), donde fijaron su residencia. De este matrimonio nacerían dos hijas, Carmen y Josefina.

En 1935 realizó oposiciones a secretario de Administración categoría segunda y en 1943, opositó a secretario de Administración Local categoría de primera.

En el verano de 1936, Rafael Molina con su esposa e hija Carmen, de 6 meses de edad, se fueron a pasar las vacaciones con su hermana que vivía en Villa Sanjurjo (actual Alhucema, Marruecos). Su esposa e hija se quedaron en Marruecos, pero él tuvo que volver a Sagra para resolver unas diligencias en la Audiencia de Valencia que por circunstancias del alzamiento no pudo realizar debido a las condiciones del momento.

Pero debido a su convicción religiosa y notoriedad política, empezó a sufrir seguimiento por las milicias ciudadanas creadas por el Frente Popular por y para la defensa de la República, por lo que se vio obligado a abandonar Sagra y España por miedo a su integridad física, como también le ocurría a su entrañable amigo el párroco de Sagra Fernando García Sendra. Ya que, el 16 de agosto llegaron a Sagra unos milicianos armados y gente exaltada procedentes de las poblaciones de Denia, La Jara y Vergel, que les estuvieron buscando para apresarles, aunque no les pudieron localizar.

El secretario Rafael Molina estaba realizando unas diligencias en la Audiencia Nacional, y el párroco Fernando García estaba en Pego en la casa de sus padres por sugerencia de los vecinos de Sagra. Estas circunstancias determinaron, que el secretario y el cura se vieran obligados a abandonar Sagra por miedo a su integridad física. Por lo que Rafael Molina, sopesó la eventualidad de ausentarse de España.


Para poder abandonar Sagra y España, el 29 de agosto, solicitó al Estado Mayor de la Circuncisión Oriental (Melilla), su movilización como sargento Mayor de complemento en Tetuán (Protectorado español), solicitud que obtuvo según se inserta en el Diario Oficial nº 25 fechado el 23 de septiembre de 1936, ya que siendo del reemplazo de 1925, estaba excluido de toda obligación militar por sus estudios.

Para trasladarse a Melilla, contó con la ayuda de su amigo José Pascual de Bonanza Pardo, persona que había sido alcalde de Alicante. No obstante, a su llegada a Melilla lo tomaron por espía rojo y lo encarcelaron, pero el carcelero y un funcionario de la cárcel le pusieron en contacto con su hermana que estaba en Villa Sanjurjo (actual Al Hoceima o Alhucemas) para que pudiera esclarecer su situación política, y donde posteriormente se instalaría.

Integrado en el Ejército, juro bandera en mayo de 1937 como Alférez Provisional, siendo destinado en la posición militar del Rif (Marruecos). Fue condecorado con la medalla de campaña por su participación en la batalla de Málaga de 1937, como teniente de regulares marroquíes al mando de un pabellón compuesto por marroquíes. Posteriormente, cursó los estudios correspondientes y fue ascendido a Teniente Provisional Auxiliar de Estado Mayor (Orden de la subsecretaria del Ejército, de 16 de agosto de 1938, B.O.E. nº 48, pág. 148), siendo destinado por la misma orden a la 40 División. Finalmente, sería licenciado a petición propia el 14 de junio de 1939, ya que su vocación prioritaria era el desempeño de la abogacía.

Al terminar su andadura como militar, el 19 de junio de 1939 retoma la plaza de secretario en el Ayuntamiento de Sagra que tenía en propiedad. Durante los años que estuvo ejerciendo como secretario del Ayuntamiento tuvo una destacada notoriedad en el desarrollo de la población. Ya que en posguerra, España se encontraba sumida en la miseria, y al igual que las demás poblaciones de la Rectoría tenían numerosas carencias, carecían de abastecimiento de agua corriente potable para cubrir las necesidades cotidianas de agua de la familia, pues las personas tenían que ir con el cántaro a llenarlos a los manantiales y fuentes. Por lo que en Sagra, debido a la escasa disponibilidad que se tenía de las aguas superficiales durante gran parte del año, cuando avanzaba el verano y los caudales de las fuentes y manantiales disminuían o dejaban de brotar, tenían que recurrir al servicio del pozo que había frente al lavadero municipal y otros del término.

Posteriormente, con la introducción del cultivo del naranjo e iniciarse una revitalización de alumbramientos de nuevos pozos para el riego de los campos destinados a su labor, se produjo en la población de Sagra una revitalización de la economía. Debido a lo cual, se construyó un pozo artesano de unos 30 metros de profundidad (Integrado actualmente en el casco urbano, en la parte alta del pueblo), en terrenos que eran de Vicente Cuesta Carrió y/o María Estela Mut (Actual Finca 4799914), y su posterior puesta en servicio para el riego agrícola de la incipiente agricultura de los naranjos por una Cooperativa que no llegaría a buen fin. Este pozo, propiciaría la incipiente introducción del agua potable en Sagra.

 

Ubicación pozo

Para solucionar el abastecimiento de agua potable, las autoridades del momento tomaron las decisiones oportunas para dar solución a dicha contrariedad. Al no prosperar la mencionada Cooperativa. Por la mediación del Sr. Rafael Molina, –secretario del Ayuntamiento de Sagra–, el pozo lo adquirió el Ayuntamiento y se inició su puesta en servicio de agua corriente en el pueblo. Desde mismo, se suministraba agua a una fuente pública que se instaló en la plaza, adosada a la pared de la Iglesia. De esta fuente se podían abastecer todas las personas del pueblo, aunque durante el verano este pozo padecía falta de caudal, creando graves problemas al vecindario, por lo que, posteriormente, se construyó un depósito en la zona del Calvario.

Rafael Molina, cesaría como secretario del ayuntamiento de Sagra el 2 de enero de 1943, por haber tomado posesión de la secretaría del Ayuntamiento de Benaguacil, donde estuvo poco tiempo, ya que en 1944 desempeñaría el cargo de secretario del Ayuntamiento de Vall de d´Uxó, población en el que estuvo hasta 1946. Durante su estancia, estuvo viviendo en la calle del Regimiento de Tetuán de Vall de d´Uxó.

Posteriormente, permutaría la secretaría de Pego con el entonces secretario Miguel Cáceres Cabello, y se trasladó a Pego el 18 de diciembre de 1946, estableciendo su residencia en la calle Ecce-Homo nº10 y abrió su propio bufete de abogado. Profesionalmente, colaboró con el también abogado Rafael Escrivá. Personas longevas de Sagra y Pego que le conocieron y convivieron con él, lo describen como una persona muy próxima a la gente y apreciada por los que le conocieron personal o profesionalmente.


Era un apasionado de la música, estuvo colaborando con el director de la Banda Municipal de Pego, D. José Sanchis Bosch, cando formaron un cuarteto de cuerda, integrado por: Guitarras, José María Dominguis y Juan Sendra; Laúd, Eduardet de Ferrándiz, y la Mandolina, el mismo Rafael Molina.

 


Falleció el 11 de octubre de 1951, siendo enterrado en el Cementerio Municipal de Pego. Posteriormente, al fallecer su esposa en 1980, sus restos fueron exhumados y trasladados al Cementerio Municipal de Alcalalí.


martes, 30 de junio de 2020

Inicio

Refieren, que la historia de un pueblo la forjan el conjunto de sus habitantes, pero si no se escribe suele olvidarse, y cada vez que alguna persona desaparece, al mismo tiempo desaparece o sucumbe una parte de la historia del pueblo, así como las anécdotas protagonizadas por las personas que las vivieron en dicho lugar. Por lo que deberíamos dejar constancia de la historia de los pueblos para que quede el legado que nos dejaron nuestros ancestros.

En este libro, el autor realiza un conciso estudio sobre la historia, costumbres y vivencias de los pueblos de la Rectoría, así como muchas de las diversas acciones de algunos de sus hijos o vecinos que en algún momento de su vida protagonizaron actos notables para los que convivieron con ellos y que, con el transcurrir de los años, muchos solamente son recordados en determinados círculos muy concretos, siendo postergados al olvido o indiferencia por el resto de la sociedad.

lunes, 29 de junio de 2020

JOAQUÍN BALLESTER LLORET - Cofundador de Fontilles y Alcalde de Gandía






En la población de Tormos, destacó la insigne persona de D. Joaquín Ballester Lloret, hijo del abogado D. José Joaquín Ballester Mut y de Felipa Lloret Marco. Nació en Tormos un 14 de diciembre de 1865. fue bautizado al día siguiente 15 de diciembre y falleció el 1 de marzo de 1951 en Gandia. En su partida de bautismo consta con el nombre de Joaquín Luis Mariano y describe:

"En el lugar de Tormos, anejo a Ráfol de Almunia, provincia de Alicante y Arzobispado de Valencia, a los 15 días del mes de diciembre del año de mil ochocientos sesenta y cinco; yo Don Salvador Mut, vicario de esta iglesia de San Luis Beltrán, bautice solemnemente a un niño que nació ayer a las siete horas de la mañana, hijo legítimo de Don Joaquín Ballester, natural de Tormos, y Doña Felipa Lloret, de Valencia, consortes y vecinos de Valencia. Abuelos paternos: Bartolomé Ballester, natural de Tormos, y Josefa María Mut de Sanet, consortes y vecinos de Tormos; maternos Don Felipe Lloret, natural de Gandia, y María de los Desamparados, de Valencia, consortes que fueron. Se le pusieron nombres Joaquín Luis Mariano, y fue padrino el abuelo materno, a quien provine el parentesco espiritual y obligaciones que por él contrae. 

Siendo testigos Don Severino Ballester y Vicente Ballester, naturales y vecinos de Tormos. Y para que conste, extendí y autorice la presente partida en el libro de Bautismos de dicho día, mes y año. Salvador Mut, presbítero" 

Quinque Libri de Tormos 1860-1929, Tomo 4, pág. 53, núm. 23. 




D. Joaquín Ballester fue una persona que realizó diversas facetas tan dispares como las de político, defensor de los obreros, activista social, agricultor, empresario, economista, mendicante voluntario, benefactor incansable, mecenas e incansable luchador contra la usura para favorecer el ahorro de los más necesitados. Sin desmerecer su gran faceta de cofundador de Fontilles, porque la construcción del Sanatorio San Francisco de Borja de Fontilles fue una iniciativa pionera en su tiempo para dar respuesta a la terrible enfermedad de la lepra que afectaba a las personas en nuestra tierra.

De muy joven se trasladó con su familia a la población de Gandia donde cursó sus estudios básicos en el colegio de los Escolapios hasta los diez años, trasladándose posteriormente a Valencia donde completó su formación básica y bachillerato en lo que actualmente es el Instituto Luis Vives. Después continuaría sus estudios universitarios hasta la obtención de la Licenciatura de Derecho.

   Durante sus años de estudiante en la Universidad de Valencia conocería al jesuita Antonio Vicent Dolz, padre del movimiento social cristiano con el que colaboró. De esta colaboración con el jesuita castellonense supuso el inicio de Joaquín Ballester con una dilatada trayectoria dentro del catolicismo social.
   Describe D. José Luis Orella Martínez –doctor en Historia Contemporánea por la Universidad de Deusto, Profesor agregado de Historia Contemporánea de la Universidad San Pablo-CEU de Madrid, y autor de varios libros de historia y pensamiento–, que el catolicismo social agrario en España se desarrolló a iniciativa de sacerdotes y pioneros del catolicismo europeo, agrupando a pequeños agricultores y proporcionándoles una serie de servicios que impidió su proletarización. El éxito de esta organización, sirvió como posterior soporte a otras iniciativas asociativas como la prensa o la representatividad política. La importancia del catolicismo social en España impidió el éxito de un totalitarismo de signo fascista.

   Al terminar sus estudios de derecho, Joaquín Ballester de nuevo regresó a Gandia, iniciando gran relación en proyectos vinculados al catolicismo social de las comarcas de la Safor y de la Marina Alta de Denia, estableciéndose desde 1894 una gran relación de amistad con el jesuita Padre Carlos Ferris Vila natural de Albal (Valencia). 

 P. Carlos Ferris Vila
  De esta relación, propiciaría que durante su trayectoria en la población de Gandia colaborara en la creación del Círculo Obrero Católico de Gandía y en su comarca natal de la Marina Alta. Y junto a su compañero y amigo el Padre Carlos Ferris Vila, fueran los ideólogos y promotores de la construcción y fundación del Sanatorio de Fontilles.

   El 23 de abril de 1900 junto al Padre Ferros, intervino en la fundación de la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Gandía, iniciando su actividad con un capital de 13.500.- pesetas.

 A partir de 1903, Joaquín Ballester participará intensamente en la creación de sindicatos católicos y cooperativas para los trabajadores y agricultores que apenas ganaban para sobrevivir, creando a su vez en las mismas cooperativas unos depósitos de abonos, con la finalidad de que los labradores no tuvieran que hipotecar previamente sus cosechas para poder pagar los abonos, ya que les aplicaban unas cargas e intereses excesivos.

    En este mismo año de 1903, se constituiría en el 2003 la Caja de Socorro, que posteriormente en 2005 recibiría el nombre de Caja de Crédito Popular, así como el Gremio de Labradores. Y como buen labrador potenció el alumbramiento de pozos en las zonas agrícolas. En el 2005 se constituyó la Unión Católica Gandiense de la cual fue nombrado presidente. En ella estuvo animando a los labradores a comprar las tierras que trabajaban. Ya que, pagando el doble del arrendamiento, la propiedad de las tierras sería propiedad de ellos 15 años después. Y en 1930 el Patronato de Acción Católica de la Sagrada Familia para Obreros, etc. 

   Durante la dictadura del General Miguel Primo de Rivera, Joaquín Ballester fue nombrado a finales de 1923 primer teniente de Alcalde del Ayuntamiento de Gandia, confiándole el cargo de concejal de Hacienda y Fiestas. Al integrarse como edil del Ayuntamiento, y encargarle la gestión de las finanzas, encontró en caja al inicio de su mandato 463.- pesetas y su máxima preocupación desde ese primer momento, fue el cómo eliminar la deuda municipal a corto plazo que imperaba en esos momentos.

Ayuntamiento de Gandía 1936
    
En 1924, por motivos de salud dimite el alcalde de Gandia D. José Iranzo Rodríguez y en la sesión plenaria celebrada el 8 de julio del mismo año es nombrado Alcalde Joaquín Ballester por 13 votos de los 16 posibles, encabezando la corporación municipal de Gandia hasta el 22 de febrero de 1926. Durante su corto periodo al frente del Ayuntamiento de Gandia, atacó la blasfemia, la subcultura y proyectos de dudosa moralidad.
   Igualmente, una de las mayores preocupaciones del nuevo alcalde fue la de impulsar numerosos proyectos como la mejora del camino de Gandia al Grao, su ampliación y empedrado convirtiéndolo en una carretera, pues este camino soportaba un intenso tránsito de camiones cargados de naranjas, pues en época de lluvias se formaba en la misma un lodazal debido a que Gandia distribuía naranjas a toda España y también exportaba al extranjero por vía marítima.


   Con la finalidad de realizar el proyecto descrito, el alcalde D. Joaquín se desplazó a Madrid con el objeto de entrevistarse con el ministro de Obras Públicas, el ingeniero de caminos canales y puertos D. Rafael Benjumea y Burin, Conde de Guadalhorce, para pedirles una mejora sobre la carretera antes mencionada. Pocas semanas después vio culminada su negociación al ver publicado en el periódico la Gaceta, el anuncio del adoquinado o empedrado de la anteriormente mencionada carretera de Gandia al Grao.
   Pocas fechas después, de nuevo volvería a Madrid para pedir la mejora del ferrocarril de vía estrecha de Carcagente a Denia por Gandia. Ferrocarril que había comenzado a funcionar como un tranvía con tracción animal en España en 1864 y tras un largo proceso en el que las concesiones del ferrocarril cambiaron sucesivas veces de empresarios, en 1884 se realizó la prolongación hasta Denia ya como un ferrocarril convencional de tracción a vapor con un ancho de vía de un metro. 
   Percibiendo ya el alcalde las nuevas innovaciones que se estaban alcanzado el ferrocarril, en 1925, aprovechó los viajes que realizaba a la capital para solicitar de nuevo su actualización y cambio por el ferrocarril de vía ancha. Estuvo negociando insistentemente de despacho en despacho el proyecto de mejora del mencionado tren durante bastante tiempo, pero no llegó a lograrlo.

   El descrito ferrocarril de vía ancha no llegaría a Gandía hasta el año 1972. Pero lamentablemente, la prolongación de vía estrecha de Gandia, Oliva, Molinell, Vergel, Palmar, Dénia, después de 90 años de funcionamiento, dejó de existir el 10 de febrero de 1974.

  Con referencia al tema urbanístico de Gandía, D. Joaquín proyectó y realizó nuevas aceras en la población, así como la realización de una gran fuente en el Paseo de Germanías. Y con un bajo presupuesto efectuó un nuevo alumbrado público. Su siguiente objetivo fue el alcantarillado, proyecto que se construiría mucho más tarde. 

Paseo Germanías

Acuarela de la Fuente Paseo Germanías 
        
 Con relación a la gestión del alumbrado anteriormente mencionado, D. Joaquín tuvo una enorme alegría al recibir una carta del entonces Director General de la Administración, D. José Calvo Sotelo, en la que decía:

“Hay detalles como el del ahorro en el alumbrado eléctrico, que constituyen por si solos, el mayor elogio, así como el acto de rendir cuentas espontáneamente de las gestiones realizadas, revela de un lado, la legitima satisfacción de los administradores fieles al mandato recibido, y de otro, al respeto debido al pueblo que rigen”.

   En 1925, propiciada por la conspiración y primer complot de golpe de Estado organizado por el coronel de caballería Segundo García García, el conde de Romanones, así como el político Melquíades Álvarez –presidente de la Cámaras que habían sido clausuradas–. Golpe de Estado que fracasó en su intento de poner fin a la Dictadura de Primo de Rivera, restablecer la Constitución de 1876 y convocar a las Cortes suspendidas en 1923.
   Este trance, provocaría que la situación política empezara a complicarse, presentándose a primeros de 1926 en el Ayuntamiento de Gandia un delegado de Gobernación, que el 22 de febrero destituyó en bloque a toda la Corporación Municipal del Ayuntamiento, nombrando un nuevo equipo de gobierno más acorde con las ideas políticas del momento. Cesado Joaquín Ballester como alcalde de Gandia, finalizaría su trayectoria con la conciencia tranquila, pues al inicio de su mandato encontró la caja municipal prácticamente vacía y al ser destituido entregó a su sucesor la no despreciable cantidad de 107.489 pesetas, con 24 céntimos después de realizar los proyectos anteriormente descritos. La gestión de Joaquín Ballester al frente del ayuntamiento, destacó por su integridad y entrega personal, así como persona de intachable lealtad e incansable negociador.

   Liberado de sus cargos públicos al frente del consistorio, en el plano profesional Joaquín Ballester se centró en Fontilles y la Caja de Ahorros y Monte de Piedad de Gandia y sus sucursales. Estuvo en todo momento al servicio de los pobres y enfermos, defendiendo a los trabajadores de la usura de la burguesía que a duras penas ganaban para sobrevivir y especialmente a los labradores, cuya vida y penuria conocía perfectamente debido a sus orígenes.


Fundación de Fontilles

   El inicio de Fontilles hay que situarlo durante los días en que para cumplir una disposición testamentaria del mayorazgo D. José Joaquín Ballester Mut, se celebraban los sermones y cultos en honor del Sagrado Corazón en el pueblo de Tormos, disposición que su hijo Joaquín Ballester Lloret cumplía fielmente todos los años.
  En el año 1901, el encargado de predicar fue su entrañable amigo el Padre Ferris. Y en la noche del 15 de diciembre, estando cenando en casa de Joaquín, mientras conversaban el padre Ferris escuchó unos sollozos y lamentos que provenían de la casa contigua que le conmocionaron, lamentos que Joaquín ya los había escuchado antes pero no hizo ningún comentario, aunque el padre Ferris se estremeció y preguntó que era aquello, Ballester le contó que se trataba de un vecino enfermo de lepra de nombre Bautista Perelló que vivía sólo y marginado en la casa contigua a la suya.

   Su vecino Bautista estaba imposibilitado y vivía tan solo que él mismo tenía que lavarse la ropa, guisar la comida y muchas veces aguardar para beber un poco de agua a que un viejecito del pueblo llenara el cántaro que el mismo Bautista dejaba arrimado junto a la puerta de su propia casa. Muchas veces le dejaban un poco de leña en la calle y nadie tenía el valor de entrárselos en casa por miedo a contagiarse. La lepra le había hecho tantos estragos en el cuerpo, que hacía años que no se relacionaba con nadie. Lamentablemente aquella era la suerte que corrían todas las personas que contraían la temible enfermedad.


Casa de Tormos de D. Joaquín Ballester Lloret, primeros siglo XX

   Con relación al contagio y reproducción de la enfermedad de la lepra, el doctor Juan Bautista Poquet en 1879 realizó en la localidad de Parcent un informe en el que describía, que en su humilde juicio la llegada en 1850 a esta población de un vecino de Sagra (perteneciente al distrito de Pego) estaría en el origen de que la lepra se hubiese propagado en una gran parte del pueblo. Otro informe referido a la población de Pedreguer, elaborado por el licenciado n Medicina y Cirugía Salvador Calatayud Cabrera, en el que afirmaba tener identificados 74 casos de lepra en la citada localidad y que ya habrían muerto 57 leprosos desde 1810.

   Así pues, al analizar ambos el rechazo social que provocaban los enfermos de lepra, hizo que tomaran conciencia de la necesidad de ayudar a los leprosos y tomar la firme determinación de buscar una solución a esta terrible enfermedad que asolaba las tierras levantinas en esa época.

   La primera decisión que tomaron fue la de iniciar rápidamente consultas con instituciones científicas, políticos y médicos entre los que se encontraba el médico dermatólogo y leprólogo Mauro Guillén Comín (1876-1932) representante del Instituto Médico Valenciano, quien posteriormente sería el primer Director Médico de Fontilles.
    A partir de ello y con la firme disposición de construir un sanatorio para paliar el dolor y exclusión manifestada sobre los leprosos, se creó un comité organizador para localizar el espacio adecuado que reuniese las condiciones sanitarias idóneas señaladas por los médicos e instituciones. Lo primero que realizaron fue constituir una asociación o Patronato con los poderes necesarios para llevar a cabo dicha iniciativa.

   En enero de 1902 se constituyó la junta organizadora del futuro Sanatorio San Francisco de Borja para leprosos. El miércoles 22 de abril, tuvo lugar en la casa social de la Unión Católica Gandiense la primera reunión constituyente del Patronato de Fontilles, sesión importante porque ponía fin a la provisionalidad del último año y activaba la normalidad estatutaria. Entre los puntos a tratar, estaba la elección de los directivos de la junta general y de gobierno, la sesión estuvo presidida por el arcipreste de Gandia, Miguel Belda Ferrer, además contó con la presencia de 14 patronos y la representación delegada de otros catorce.

   Tras la lectura de los Estatutos, se pasó a elegir los miembros directivos de las Juntas General y de Gobierno, que lo fueron por aclamación. De este modo, la Junta General quedó formada por: presidente, el arzobispo Sebastián Herrero y Espinosa de los Monteros; vicepresidentes, Fernando Núñez Robres (marqués de Montortal) y Enrique Trénor Montesinos (conde de Montornés); secretario, Leopoldo Trénor y Palavicino; y vicesecretario, Joaquín Rodríguez de Valcárcel y de León (conde de Pestagua).
   Para la Junta de Gobierno se eligió como presidente honorario a Miguel Belda Ferrer (arcipreste de la Iglesia Colegiata de Gandia), y como presidente efectivo a Juan Vallier y García Alessón; vicepresidente, Joaquín Ballester Lloret; tesorero, Vicente Sáenz de Juano y Rignón; vicetesorero, Ramón Rovira Orlandis; secretario, Luis García Guijarro; vocales, Francisco Gómez, Fernando Núñez-Robres y Galiano, P. Carlos Ferris, y Carlos Corbí Orellana; arquitectos, Joaquín Belda y Manuel Peris Ferrando; y, finalmente, como médico, Jaime González Castellano. Durante años sería Gandia la sede del Patronato y el principal centro de decisiones, pues no en balde en la ciudad ducal residían el padre Ferris –en el palacio del Santo Duque, colegio y noviciado de los jesuitas–, Joaquín Ballester y un buen número de miembros del grupo impulsor.

   Elaborados los estatutos del futuro Sanatorio para leprosos, durante los días 19 y 20 de noviembre fueron aprobados por el Gobernador Civil de Alicante y el arzobispo de Valencia. En los 18 artículos más uno adicional de los Estatutos para el régimen y gobierno del Sanatorio de leprosos de San Francisco de Borja, se fijaba la personalidad jurídica de la institución. En ellos, se apuntaba la posibilidad de crear uno o varios establecimientos para asistir a los enfermos de lepra; se atribuía al patronazgo la dirección y administración por medio de una Junta de Gobierno; se dejaba constancia de las tres fuentes de ingresos, es decir, las cuotas, donativos, subvenciones de corporaciones públicas y las limosnas o legados de particulares; se determinaban las condiciones legales para ser patrono, el sistema de votación, los diferentes cargos de la Junta de Patronos. También se señalaba la composición y funciones de la Junta de Gobierno, determinando la población de Gandia como sede de la institución, etc.
   En los Estatutos, se diferenciaban dos niveles en el Patronato: como máximo órgano, aquellas entidades o bienhechores que hubiesen contribuido con un donativo de al menos 1.000 pesetas y, en un segundo nivel, la Junta de Gobierno, que por delegación dirigía y administraba.

   Con la finalidad de localizar el espacio adecuado, visitaron numerosos emplazamientos posibles en las zonas limítrofes de las provincias de Valencia y Alicante. Pero en los primeros días de enero de 1903 siguiendo las indicaciones de un labrador de la comarca, se encaminaron hacia la partida de Fontilles, ubicada entre los términos de Murla y Laguar.
   Para visitar la posible ubicación descrita, al amanecer del día 9 salieron de la población de Beniarbeig, el padre Ferris montado en un mulo con el ingeniero Luis Santonja Faus, acompañados de unos mozos que llevaban los instrumentos necesarios para demarcar las lindes. De camino, recogieron en Tormos a Joaquín Ballester y prosiguieron la marcha por un terreno abrupto con cuestas y pendientes y tras cruzar el cauce casi seco del Girona y subir la cuesta de la última montaña, llegaron al sitio indicado. 
El propio jesuita dejó escritas, unas semanas después, sus primeras sensaciones:

   Por lo que respecta a la ubicación del Sanatorio, después de un intenso año de búsqueda en las provincias de Alicante y Valencia, se eligió el termino Valle de Laguar, considerándolo como el lugar más apropiado, mas concretamente el Valle de Fontilles, situado a la entrada en una hondonada de unas 75 hectáreas del termino de Laguar, aproximadamente, junto al castillo de Azabras “Azaharas”. Aprobados los estatutos y determinado el emplazamiento, el proyecto entró en una nueva fase de labor propagandística, tan necesaria para la envergadura de lo que se pretendía realizar. Para ello, el entusiasta Jaime González Castellano aprovechaba un foro tan especializado como el XIV Congreso Internacional de Medicina, celebrado en Madrid a finales de abril de 1903, para presentar, en la Sección de Dermatología, una comunicación sobre la lepra y aludir al proyectado sanatorio de Fontilles. 



En primer lugar D. Joaquín Ballester y el Dr. Jaime Gonzalez Castellanos, médico de Jávea, detrás, el Dr. Mauro Guillén, el P. Ferris y el arquitecto D. Manuel Peris

 Por lo que respecta a la ubicación del Sanatorio, después de un intenso año de búsqueda en las provincias de Alicante y Valencia, se eligió el termino Valle de Laguar, considerándolo como el lugar más apropiado, mas concretamente el Valle de Fontilles, situado a la entrada en una hondonada de unas 75 hectáreas del termino de Laguar, aproximadamente, junto al castillo de Azabras “Azaharas”. Aprobados los estatutos y determinado el emplazamiento, el proyecto entró en una nueva fase de labor propagandística, tan necesaria para la envergadura de lo que se pretendía realizar. Para ello, el entusiasta Jaime González Castellano aprovechaba un foro tan especializado como el XIV Congreso Internacional de Medicina, celebrado en Madrid a finales de abril de 1903, para presentar, en la Sección de Dermatología, una comunicación sobre la lepra y aludir al proyectado sanatorio de Fontilles. 

   Después de intensas gestiones, a medianos 1903 se iniciaron los trámites para realizar una carretera que uniera el futuro sanatorio con la carretera de Tormos a Orba –actual CV-715–, enlace necesario entre otras razones para poder facilitar el acceso y abastecimiento del material para la construcción del sanatorio.

   A finales de julio ya se había tomado nota de los propietarios afectados por el trazado de la mencionada carretera para proceder a la compra de los terrenos, siendo Joaquín Ballester el que empezó a negociar la tasación económica acompañado de dos peritos tasadores. Uno de parte de la Junta de Gobierno y otro de los propietarios. 

   El escolapio y geólogo padre Leandro Calvo –profesor de las Escuelas Pías de Gandia–, realizó un plano de las curvas de nivel de cinco en cinco metros del emplazamiento, plano que abarcaba un área de más de 730.000 m2. Todo quedó preparado para que la Junta de Gobierno en su reunión del 22 de diciembre de 1903, autorizasen a su presidente Juan Vallier y a su vicepresidente Joaquín Ballester, para que comprasen y levantasen escritura pública de los terrenos necesarios.

   La construcción de la mencionada carretera de desde Fontilles a Tormos y Orba, se realizó bajo la dirección del ingeniero Luis Santonja Faus de Beniarbeig. Pocos años después, con similar objetivo y el propósito de mejorar, desarrollar e incrementar las comunicaciones entre los pueblos de La Rectoría, en febrero de 1909 realizó una incansable negociación con las autoridades provinciales y las municipales de los pueblos de Tormos, Sagra, Ràfol d’Almunia, Benimeli, Sanet y Negrals y Beniarbeig, proyectando construir una carretera (actual CV-729 de 8 metros de ancha) desde la población de Vergel a Sagra a través de los pueblos de Beniarbeig y de La Rectoría, con el objetivo de enlazarla con la carretera anteriormente descrita de Pego a Benidorm, reemplazando de esta forma el camino existente.

   La construcción del mencionado Sanatorio de Fontilles, no estuvo exento de grandes problemas y dificultades, pues el doctor Pedro Ruano Llopis de Ondara, el abogado y periodista de Pego D. Camilo Pérez Pastor, así como un sector de vecinos de las poblaciones próximas, se oponían a su instalación, pregonando que la instalación de un sanatorio de este tipo en nuestra comarca, sería un foco infeccioso para los demás conciudadanos.

   Pero no sin arduas vicisitudes, el Sanatorio de San Francisco de Borja de Fontilles se instituyó. Desde sus inicios, se pudo apreciar el protagonismo que ostentaba el Patronato como titular del capital. Este capital se reunió con las aportaciones de patronos, limosnas de numerosos bienhechores y numerosos legados, algunos muy sustanciosos, como la masía del doctor Manuel Zuriaga en Caudiel, el donativo de la Duquesa de Prim y la herencia de Joaquín Ballester Lloret. La necesidad de recaudar recursos económicos llevó a la inauguración de la Caja de Ahorros de Pego en junio de 1905. 

   En 1906, el patronato o junta del Sanatorio Nacional de San Francisco de Borja es declarado Institución de Beneficencia Particular por la Real Orden de 12 de mayo de ese año. 

     



   La inauguración del Sanatorio San Francisco de Borja es autorizada oficialmente por medio de la Real Orden de 7 de septiembre de 1908. Autorizándose la inauguración oficial para el 17 de enero de 1909, festividad de San Antonio Abad.


Fontilles 1917


   En enero de 1909, ingresaron los nueve primeros enfermos en un sanatorio que entonces contaba con once pabellones. Aunque hasta 1917, Fontilles no contó con personal médico especializado, ejerciendo durante este espacio de tiempo el médico titular de la Vall de Laguar o de las poblaciones vecinas, con un sueldo anual de 1000 pesetas al año, obligándose a realizar tres visitas semanales. En 1917, se contrataron los servicios del dermatólogo valenciano Mauro Guillén Comín, que posteriormente llegó a ser director. De igual forma, el también el doctor D. Tomás Mut Mengual médico de Sanet, estuvo desempeñando el cargo de subdirector médico de Fontilles, desde el 15 de febrero hasta el 31 de octubre de 1919.

   Joaquín Ballester fue miembro fijo de todas las juntas como cofundador y brazo derecho del padre Ferris, su dedicación al sanatorio fue total en los primeros años, tal como prueba la cuantiosa correspondencia que mantenía con el administrador de Fontilles, al que dirigía, asesoraba e informaba de sus numerosas gestiones con personas e instituciones. Siguió soportando la responsabilidad de llevar a cabo las siempre arduas negociaciones con los propietarios de las tierras que rodeaban al sanatorio. Ni siquiera se desvinculó de Fontilles en los años 1916-1920 en los que estuvo participando activamente en la dirección española del sindicalismo agrario católico en Gandia. Del mismo modo se preocupó incansablemente del Sanatorio de Fontilles, con la implantación de innumerables servicios y bienes para el mismo.

   Igualmente, también el del padre Ferris formó parte de las diversas juntas de Gobierno como fundador y activo propagandista de la institución, permaneciendo estrechamente vinculado toda su vida al sanatorio. Sin embargo, los superiores de la Compañía de Jesús nunca lo designaron como padre ministro del sanatorio al considerar que no debía abandonar su labor pastoral por los pueblos, a los que se desplazaba constantemente para las famosas misiones de la época.
   
   La dirección de la institución fue ejercida por Joaquín Ballester. Y hasta el decreto de disolución de la Compañía de Jesús, los jesuitas ejercieron la dirección espiritual con el padre Ferris al frente. De la atención personal de los enfermos se encargaban las monjas franciscanas de la Inmaculada. En los años sesenta, estas monjas Franciscanas formaban una comunidad de unas 25 religiosas, que con su trabajo callado y proximidad cariñosa han sido el alma femenina de Fontilles. Pero esta situación cambió en los últimos años ante la disminución de vocaciones y el aumento del personal seglar.

   Por motivos de salud el padre Ferris se recluyó los últimos años de su vida en Fontilles, pero durante verano de 1924 al empeorar su estado por causa de un cáncer de estómago fue trasladado a la Residencia-Noviciado de los jesuitas de Gandia, donde falleció con 67 años de edad el sábado 18 de octubre, siendo enterrado en el cementerio de Gandia. Años después, un miércoles 2 de abril de 1930, sus restos fueron exhumados y trasladados desde Gandia a Fontilles, donde recibieron sepultura a los pies del altar de su iglesia, en atención a los deseos que él había expresados pública y solemnemente en vida.
   En la edición de la mañana del Periódico ABC, del 2 de abril, pág., 32, se publicaría sobre el traslado de los rotos del padre Ferris a Fontilles:

“Valencia día 1, 3 tarde. Al día siguiente, a las 8 de la mañana, se organizará una comitiva para trasladar los restos por carretera al Sanatorio de Fontilles, deteniéndose en todos los pueblos del trayecto, con especialidad en Oliva, Vergel, Pego y Tormos...
…Presidirá el señor arzobispo, y asistirán las diputaciones provinciales de Alicante y Valencia... 
…En el acto de la inhumación pronunciará un discurso D. Leopoldo Trenor, presidente de la Junta del Sanatorio, y varios leprosos leerán poesías...”




 En su honor, Joaquín Ballester y la Junta de Gobierno del Patronato, acordaron realizar en el recinto de Fontilles un monumento al cofundador de Fontilles el Padre Carlos Ferris. En noviembre de 1925 colocaron la primera piedra, a dicho acto asistiría el Arzobispo de Valencia Prudencio Melo, varios alcaldes de la comarca y diversas personalidades de Gandia y Valencia. Este acto fue bendecido por el mencionado Arzobispo de Valencia. Este monumento concluiría en una estatua emplazada en la avenida principal de Fontilles en honor de la insigne persona del Padre Ferris Vila.

   Desde el padre Carlos Ferris, hasta el padre Antonio Guillén, fueron muchos los jesuitas que en diversos cargos han ofrecido lo mejor de sí mismos al servicio de los enfermos de Fontilles. La colaboración de la Compañía de Jesús sirvió con fidelidad y entusiasmo representando a la institución de Fontilles como cosa propia, aunque no era suya. Algunos jesuitas comentaron, cuando llegue el día en que los cambios inexorables aconsejen su retirada, la Compañía podrá hacerlo con la satisfacción del deber cumplido.

   Sin embargo, durante esos años no era raro que la prensa alarmase a la población con noticias de fugas de enfermos de diversas leproserías:


Las fugas de leprosos –informaba en una ocasión La Correspondencia de España– en tratamiento de los hospitales, es cosa corriente y los motivos siempre iguales: falta de alimentación y aburrimiento

   Aunque las escapadas fuesen frecuentes no realizaban alarma popular. Pero debido a una publicación del periódico El Luchador realizada el 3 de agosto de 1922 por causa de unas fugas de enfermos del Sanatorio, en 1923 la Junta de Gobierno acordó la construcción de una muralla que rodeara el sanatorio con la finalidad de evitar en lo posible dichas evasiones. Esta muralla tiene unas medidas aproximadas de tres metros de altura y 3.513 metros de longitud, su edificación finalizó aproximadamente sobre el año 1931.

   Con referencia a la lepra y el Sanatorio de Fontilles, a primeros de junio de 1928, el Profesor de dermatología José Sánchez Covisa, con ribetes de enfrentamiento personal y profesional entremezclado con un trasfondo ideológico-político, leyó en su discurso de ingreso en la Real Academia de Medicina con el título de: El problema social de la lepra en España.

   Pero con la llegada de la República y a secuelas de las constantes críticas del insigne Profesor José Sánchez Covisa ya diputado de Cuenca por el Partido Radical Socialista, en 1931 las relaciones entre el Sanatorio de Fontilles y la Administración Sanitaria estatal, empezaron a deteriorarse. El periódico ABC, en su edición de la mañana del 25 de mayo, pág. 38 publicó:

“Alicante 24, 9 noche. Ha visitado el Sanatorio de Fontilles el doctor Sánchez Covisa, en visita de inspección, para comprobar la denuncia formulada por un enfermo sobre el régimen del establecimiento. La opinión del doctor es que hay que cambiar todo el personal que presta servicio, incluso el sacerdote. Se propondrá a la Dirección general el nombramiento de nuevos funcionarios”

Pabellón de Matrimonios 1932

   No obstante, los enfermos en Fontilles consiguieron crearse su propia sociedad, podían trabajar, estudiar, muchos de ellos aprendieron allí a leer y escribir. En su tiempo libre disfrutaban en el cine o montaban sus propias obras de teatro, incluso tenían su propia orquesta, dirigida por el practicante Juan Fayos que también vivía allí en Fontilles.

   Con el tiempo surgieron los primeros noviazgos entre enfermos y muchos de ellos acabaron en boda celebrada en la propia Iglesia del Valle. Para ellos se habilitó un edificio denominado “Pabellón de matrimonios”, donde disfrutaban de sus propios apartamentos independientes para regocijarse de su vida en común. Muchos de los enfermos, una vez sanados no han querido abandonar Fontilles y allí continuaron sus vidas.

Proceso de Incautación del Sanatorio

El 23 de enero de 1932, el Gobierno de la República dictó un Decreto que en virtud del mismo quedaba disuelta la Compañía de Jesús en España y, a pesar de que jurídicamente los Jesuitas no tenían ninguna responsabilidad en el Gobierno del Sanatorio de Fontilles tuvieron que salir del mismo. Además, debido a las continuas críticas y denuncias vertidas sobre el Sanatorio en esas fechas, el 23 de junio, D. Niceto Alcalá-Zamora presidente de la República y D. Santiago Casares Quiroga ministro de la Gobernación, decretaron que Fontilles pasara a depender del Estado a través de un Decreto Ministerial. Y durante este periodo de la República, el sanatorio estuvo bajo la consideración de Institución Sanitaria de carácter público y nacional, dependiendo de la Dirección General de Sanidad.

   Al asumir el Estado el mantenimiento de Fontilles, las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada que estaban al frente del cuidado e higiene corporal de los enfermos, fueron expulsadas y tuvieron que abandonar la institución el 24 de junio. Pasando la Institución a denominarse Sanatorio Leprosería Nacional de Fontilles, bajo la consideración de Institución Sanitaria de carácter público y nacional.
   Al también asumir el Estado el sostenimiento financiero y material de la institución con cargo a los Presupuestos Generales, se confiscaron todos los bienes y valores existentes de la Institución, produciéndose el cese inmediato de la Junta del Patronato, nombrando como director médico a Pablo Montañés, persona que ya había estado el año anterior en Fontilles y que sería sustituido por García Berasategui en 1933.

   Transcurridos los años de la República, en un artículo publicado en la revista Fontilles de diciembre de 1942, se razona sobre las causas que motivaron la reprivatización de Fontilles a través del Decreto de 1932. En este artículo, se aseveraba que las pesadumbres de Fontilles, habían empezado cuando se inició la persecución sectaria y posterior disolución de la Compañía de Jesús en España y, al atravesar durante la República un proceso de secularización, no era de extrañar que Fontilles, lugar donde los Jesuitas habían desempeñado una labor trascendental, tuviera que resultar afectado.

   Todo este desorden, incautación, confusión, saqueos, destrucción de la vida de paz y sosiego cristiano, culminó con en el intento de profanación de la tumba del padre Ferris y la demolición de su estatua, que, a raíz de dicho acto, se separó la cabeza del tronco de la estatua.

   Durante la Segunda República, Joaquín Ballester fue uno de los mayores dirigentes provinciales de la Derecha Regional Valenciana y candidato a Cortes en las elecciones de 1933. Pero debido a estas circunstancias y a su relevancia dentro del catolicismo social en la derecha católica valenciana, en 1935 creyó que los hechos descritos entrañaban un potencial peligro para su integridad física, pues le amenazaron de muerte ¡Vamos a cortarte el cuello! en varias ocasiones. Por lo que según consta en la redacción de un contrato privado de compraventa extendido de su puño y letra con el empresario Vicente Ballester Tur vecino de Tormos. El mismo Joaquín Ballester describe: que, temiendo por su vida, decide marcharse o exiliándose por motivos personales ineludibles con la familia y sirvientes a la localidad de Vila Viçosa (Portugal) que dista unos 40 Km. de Badajoz. En dicho contrato expone:

“...teniendo que marchar a vivir al extranjero con la familia y sirvientes, vendo parte de mis propiedades, para mis atenciones en el extranjero...”

En Tormos a quince de diciembre de 1935.
Firmado: D. Joaquín Ballester Lloret, vecino de Gandía.

   A primeros de mayo de 1936, su hermana María se adelantó rumbo a Portugal con su sirvienta Concha. Las acompañaba Pascual Arbona y una de sus hijas. Joaquín lo haría el 19 del mismo mes.
  Sin embargo, su otra hermana Margarita Felipa Ballester Lloret, monja carmelita del convento de Denia se refugió en su casa natal de Tormos con otras tres compañeras también carmelitas –Salvadora Gasset Muñoz, Rosalía Díez y Avelina León González– que habían huido del convento al iniciarse el conflicto ante la violencia anticlerical, así como dos hermanos escolapios, uno de ellos el Padre Luís Ripoll Ginestar natural de Tormos, a todos ellos, el alcalde de Tormos José Perelló Torrens fue el que los protegió frente a quienes querían acabar con sus vidas en 1936.

   Al terminar la contienda civil española, –en mayo de 1939– Joaquín Ballester regresa de nuevo a Gandía y se reincorpora a los cargos que tenía con anterioridad a julio de 1936 como presidente de la Junta de Gobierno de la Caja de Ahorros de Gandía y en el sanatorio de Fontilles.

   Posteriormente, durante el período comprendido entre los años 1939 y 1975 que correspondió a la Dictadura del general Franco, fue un periodo político y social centrado en un poder personal, con restricciones de las libertades públicas (partido único), con una política social basada en el socialcristianismo y en el nacionalismo económico inicial, formulado tanto por razones ideológicas como coyunturales, volvieron de nuevo asumir la administración del Sanatorio los Jesuitas y los cuidados e higiene corporal de los enfermos, las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada. Aunque en el año 2014, de nuevo tendrían que abandonar el Sanatorio los Jesuitas y las Hermanas Franciscanas de la Inmaculada.

 En diciembre de 1948, el Gobernador Civil de la provincia de Valencia D. Ramón Laporta Giron lo condecora con la Gran Cruz de Beneficencia. Condecoración que se creó por Real Decreto de 17 de mayo de 1856, para premiar a los individuos de ambos sexos que en tiempo de calamidades públicas prestasen servicios extraordinarios denominada “Orden de la Beneficencia”. El objeto establecido de la condecoración consistía en premiar a los particulares que en tiempo de calamidades públicas hubieran prestado servicios extraordinarios en las circunstancias anteriormente mencionadas.

   Joaquín Ballester Lloret fallece el 1 de marzo de 1951 a los 85 años, siendo enterrado en Gandia y, al igual que lo acontecido con su amigo el 28 de noviembre de 1952, sus restos fueron exhumados y trasladados a Fontilles colocándolos junto a los del Padre Ferris fallecido en 1924, reposando ambos bajo la misma lapida a los pies del presbiterio de la Iglesia de Fontilles.

  D. Joaquín fue un hombre de gran convicción católica, emprendedor, perseverante, bondadoso, benefactor e incansable luchador que vivió con la ilusión de hacer el bien al prójimo. Era una persona entrañable para los que convivieron con él en la primera mitad del pasado siglo XX de la vida valenciana. Aunque en la actualidad, solamente es recordado en determinados círculos muy concretos.

   Fue un hombre comprometido en el catolicismo social agrario que se adelantó a su tiempo, que, desde su posición de abogado, alcalde de Gandía, candidato a diputado en Cortes y con una enorme fe en la Providencia, defendió siempre a los más necesitados y afrontó con el padre Carlos Ferris, el tabú de la lepra tras escuchar una noche el sollozo de un leproso cuando cenaban juntos en Tormos.

   Dedicó grandes sumas de su peculio personal a la causa de Fontilles, llegando incluso a mendigar de puerta en puerta para conseguir recursos para sanatorio. Superó enormes dificultades, rechazos, amotinamientos. Y hasta el final de sus días estuvo atendiendo a los más necesitados, a ellos dedicó también sus últimas obras con la construcción de casitas para obreros sin recursos en el Balneario de Benassal (Castellón) y el preventorio de Nuestra Señora del Amparo en Gandía.

   Nació rico en bienes materiales, aunque vestía de madera modesta, se desplazaba siempre a pie, destacando por su sencillez y afabilidad. Y murió pobre de solemnidad, cuando falleció no tenía ninguna propiedad a su nombre ni ningún capital que dejar en herencia, pues lo había dedicado íntegramente a sus sirvientes y a la causa de Fontilles. Pero fue escrupulosamente fiel a la letra del Evangelio de San Marcos (10). 

"Jesús lo miró con amor y le dijo: “Sólo te falta una cosa: ve, vende lo que tienes y dalo a los pobres; así tendrás un tesoro en el cielo. Después, ven y sígueme"

   Desde su muerte el 1 de marzo de 1951 hasta nuestros días, desde las filas del catolicismo se ha pedido su beatificación. Este proceso se inició el 20 de abril de 2003, día en que el Arzobispado de Valencia monseñor Agustín García Gasco anunció la apertura de la causa de canonización del que fuera alcalde de Gandía (Valencia) y cofundador del Sanatorio San Francisco de Borja de Fontilles (Alicante). El acto de apertura de la causa tuvo lugar en el Palacio del Santo Duque de Gandia el 21 de junio, según indicaron fuentes de Fontilles y de la delegación diocesana para las Causas de los Santos.

 En un edicto firmado por el arzobispo monseñor Agustín García Gasco, se nombra el tribunal diocesano que se encargará de instruir el proceso, presidido por el juez delegado José Bellvís Cerdá. Igualmente, el prelado da instrucciones para que «se proceda a la búsqueda de cuantos escritos sean o se atribuyan al siervo de Dios Joaquín Ballester, y a citar como testigos a todos aquellos que tengan alguna noticia que aportar».

   Hecho destacable y digno de reseñar entre 1987-1995, a petición de D. Joaquín Riera Perelló, alcalde y presidente de la junta de Gobierno del Ayuntamiento de Tormos, se acordó por unanimidad establecer el nombre de D. Joaquín Ballester Lloret a la calle donde estaba situada la casa natal de tan insigne hijo de Tormos y colocase una placa conmemorativa en la fachada de la misma. 

   La leprosería de Fontilles en 1902 en el término alicantino de Vall de Laguard, es el único sanatorio de Europa que actualmente sigue dedicado a la atención de leprosos.

En el Archivo de Fontilles se conservan unas hojas cosidas con anotaciones de los pagos quincenales hechos a los trabajadores de la carretera (con listado nominal de éstos). Entre la primera anotación (de 23/noviembre/1903) y la última (de 10/julio/1904), cada quincena suponía un importe que oscilaba entre 850 y 1.100 pesetas en jornales. Entre dichas fechas, según las anotaciones contables de Ballester, la construcción de la carretera (entre expropiaciones y jornales) supuso un gasto aproximado de 48.806 pesetas.




Cit. Carlos Cardona Doménech; Personajes de la Rectoría. págs. 25-47

Fuentes consultadas

• Revista Fontilles. Año 1932. Jesús Peraltas. p. 11; y 332-335.- 
• Revista Fontilles. 1999. José Terencio De Las Aguas, p. 59;
• Joseph Bernabeu Mestre y T. Ballester Artigues. “Lepra y sociedad en la España de la primera mitad del siglo XX”. La Colonia;
• Sanatorio de Fontilles y su proceso de intervención por la segunda República;
• Garrido Herrero, Samuel: El sindicalisme católic a La Safor. 1900-1936;
• Cuidados y consuelos: Cien años de Fontilles (1909-2009);
• Aguaits, Revista d'Investigació i Assaig, n.º 16.